
Y no para, y no para. Pero bueno, a veces es bonito mirar a través de los cristales y ver la ciudad teñida de estaño, el mar y el cielo. En Gijón tenemos el privilegio de poder apreciar toda la gama de grises. Cansados cuando se hace de noche. Que pasean el tedio de los limpiaparabrisas. Deslumbrados por los faros de los coches. Sólo nos queda entre tu y yo la sonrisa, por todo lo que te dije.
Salud!
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